jueves, 24 de junio de 2021

Atacar los problemas desde la raíz. Miguel A. Terán

Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami Junio 2021. 

Líderes, gerentes y ciudadanos debemos comprender y atacar los problemas, no solo apaciguar o mitigar sus síntomas.

Lo ideal sería reconocer a tiempo inquietudes y malestares, para poder resolverlos, cuando aún no se han transformado en problemas. Los problemas son como las semillas, pequeñas al principio, pero con capacidad en el tiempo para convertirse hasta en gigantescos árboles. 

Si tomamos en serio esas inquietudes o malestares y les buscamos temprana solución, no “paños tibios”, estaremos matando el potencial problema en su raíz y a tiempo. En caso contrario, una vez que esas inquietudes y malestares se consolidan en el tiempo, por no haber sido resueltas, surge el problema haciéndose visible a través de variados síntomas.

Es necesario comprender que solo atacando síntomas no podremos resolver el problema, al hacerlo estaremos disminuyendo temporalmente los efectos del problema, pero mientras tanto, éste seguirá creciendo, ramificándose y complicándose.  

En muchos casos, especialmente en los problemas sociales, éstos se gestan en el tiempo, años, décadas y hasta siglos. Entonces, los problemas de hoy no nacieron ayer, sino mucho tiempo atrás.

Quedamos sorprendidos que un país puede caer en crisis
económica, política y social luego de décadas de aparente bienestar. Al igual que nos sorprendería el divorcio en una pareja que por años derrochó “Felicidad”, la realidad es que en ambos casos el deterioro avanzó en el tiempo.

Los tradicionales indicadores (IPC /PIB) pueden demostrar que un país está “avanzando” pero basado en aspectos puramente económicos, sin considerar aspectos humanos, sociales ni medioambientales. Indicadores más realistas y completos incorporan el nivel de educación, la esperanza de vida al nacer, tiempo libre de las personas, desigualdad de ingresos, contaminación, criminalidad, condiciones de vida (salud, vivienda, agua potable, electricidad). En otras palabras, indicadores que realmente miden el nivel de bienestar de las comunidades, ciudadanos y la sociedad en general.

Entonces, observamos países considerados “industrializados y desarrollados”, en lo económico, pero en lo social -realmente- son países del tercer mundo. “Las cifras no mienten, pero los mentirosos también usan cifras”, expresó un autor anónimo. Mientras el poeta, matemático y físico chileno, Nicanor Parra, con respecto a la manipulación de las estadísticas, expresaba “Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona.”, su explicación es una clara demostración de cómo se puede mentir a través de las estadísticas.

En el plano humano, más personal, los problemas tienen sus raíces en palabras que no dijimos, malestares que callamos, sueños que truncamos, frustraciones y más, pero que un buen día “aparecen” y acaban con relaciones de pareja, afectivas, familiares, amistosas, laborales, etcétera. 

Entonces, deseamos ratificar que los problemas no se estancan; en otras palabras, al no resolverlos en sus raíces y causas, el problema tiende a complicarse, diversificándose en su alcance, dimensiones e impacto. Expresándonos en términos médicos, podríamos referir que un problema no resuelto en sus raíces y causas terminará haciendo metástasis, o sea propagándose a otras áreas.

Una vez que el problema hace metástasis se torna muy complejo encontrarle soluciones fáciles; incluso, se hace complicado comprender lo que ocurre, porque los síntomas se mezclan y multiplican, y las decisiones a tomar para resolverlos exigen cambios profundos que requieren modificar o transformar practicas sociales, políticas y económicas, tarea nada simple.

Muchos problemas que observamos o pretendemos resolver son en realidad síntomas de un problema mayor y más complejo, pero colocar recursos y esfuerzos en la sintomatología ha sido y sigue siendo, sin duda, la práctica más común e inútil.

Particularmente, luego de años de variadas lecturas, vivencias propias y ajenas, viajes, discusiones y reflexiones me atrevo a concluir que muchos llamados “Problemas”, tales como el consumo de drogas o alcohol, la infidelidad, la inmigración, la corrupción, el inadecuado uso de armas, el maltrato, la explotación, el racismo, y muchos más son solo síntomas, tal vez complejos, pero síntomas al fin de un problema mayor, más complejo y profundo.

Gran parte de los problemas tienen sus raíces en la deteriorada dinámica familiar y en la desvirtuada escala de valores humanos-sociales, elementos comunes en sociedades resquebrajadas y sistemas sociales agotados y en decadencia. Padres proveedores, que dejaron a un lado su rol de liderazgo, guía familiar y formadores, sentirán que 24 horas no es tiempo suficiente para producir el dinero que satisfaga el hambre de consumo de sus insaciables familias.

Esos padres que distorsionaron su rol terminaran produciendo familias e individuos disfuncionales, al ser incapaces de proveer a los miembros de la familia de sanos valores, creando entornos psicológicos y emocionales inestables y tóxicos que impiden el desarrollo y crecimiento saludable de sus miembros.

Esos individuos descompuestos y disfuncionales resultado de familias y sociedades descompuestas intentarán llenar sus vacíos existenciales con drogas, alcohol y la búsqueda ilimitada de placeres y satisfacciones materiales, pero nunca resolverán su problema porque las opciones que escogieron son simplemente escapes.

Las sociedades -sin comprender la real dinámica del problema - se dedican a luchar, por ejemplo, contra el tráfico de drogas; mientras que, la necesidad de éstas crece exponencialmente en sociedades donde sus miembros están cada vez más descompuestos, vacíos y carentes.

En otras palabras, como líderes, gerentes, individuos y sociedad, nos hemos dedicado a batallar contra los síntomas -en diferentes aspectos- mientras los problemas reales crecen a la sombra de nuestra propia inconciencia e ignorancia.


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