Leer requiere compromiso, porque la lectura parcial o
superficial de un tema no es un verdadero acto de lectura. Al leer parcial o
superficialmente, quedan muchos vacíos de información que generalmente los
llenamos con nuestra interpretación o especulación sobre el tema. Es preferible
no leer que leer a medias.
Muchos medios de comunicación amarillistas o sensacionalistas, titulan noticias con palabras o frases que atraen la atención, pero que poco o nada tiene que ver el título del mensaje o la noticia con el contenido; por lo cual, leer solo el titular podría llevarnos, en la mayoría de los casos, a tener una idea desvirtuada, sesgada, parcial, incompleta o equivocada del tema. Recordemos y tengamos presente que hay muchos intereses pescando en “río revuelto” y no hace sentido que nos convirtamos en transmisores de “información” con oscuros intereses.
El comediante y actor estadounidense George Carlin decía “No
solo enseñes a tus hijos a leer, enséñales a cuestionar lo que leen”. Cuando
leemos de manera seria y responsable deben surgir cuestionamientos o dudas
sobre lo leído; y ello, nos exige –responsablemente- indagar más sobre el tema, antes de asumir el
mensaje como correcto y convertirnos en eco del mismo.
Un autor anónimo expresaba que “leer sin reflexionar es como
comer sin digerir”, terminaremos indigestándonos. Las buenas lecturas deben
nutrir nuestra mente y corazón, nunca intoxicarnos. Recordemos que no solo nos mal nutrimos con alimentos, también lo hacemos con lo que leemos, vemos y escuchamos.
La reflexión sobre lo leído, unida a la heterogeneidad de
perspectivas y autores nos dará una visión amplia y nutrida sobre el tema
tratado. Leer solo un lado de las historias impide el equilibrado concepto del
tema, de sus razones y de la evolución de sus raíces y causas. Parece verdad el planteamiento que «El Lobo
siempre será malo, mientras Caperucita continúe escribiendo el cuento».
Está el otro extremo, también dañino, que es leer de todo,
porque allí se corre el riesgo de no absorber ni procesar adecuadamente el
exceso de información, pudiendo llegar a adquirirse –literalmente – una
“indigestión mental”, que complicará la posibilidad de alcanzar equilibrio al razonar sobre lo
leído y nos desconecta de la realidad.
Hoy día en un mundo de redes y anónimos, internet ofrece toda
la basura que existe. Es nuestra responsabilidad filtrar y escoger adecuadamente
la información que recibimos, leemos y transmitimos, para no llenar de basura nuestra mente ni nuestro corazón, ni hacer daño al transmitirla a nuestros amigos reales y virtuales.
Miguel A. Terán
Psicólogo, Coach, Orador y Escritor.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Web Page: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
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