¿Qué tiene de valor el regalo que damos o
recibimos?
Miguel A. Terán
Para contestar
esta pregunta es necesario respondernos primero ¿A que damos valor?, porque
dependiendo de lo que valoremos, percibimos e interpretamos cualquier regalo.
El concepto de valor explicado en su versión más simple, es todo aquello que de
una u otra manera nos lleva a desear y apreciar algo. Entonces, tenemos la
posibilidad de valorar desde lo más material hasta lo más espiritual y sublime.
Es un hecho, que
puede haber mucho de cultura, superficialidad y subjetividad en lo que
valoramos; cada vez más, porque ahora los valores se imponen desde fuera del
contexto familiar o social cercano. La llamada globalización no solo es un
proceso económico, tecnológico y político sino también cultural, que ha abierto
fronteras de comunicación e interdependencia, uniendo y mezclando economías,
culturas y sociedades distintas.
Parece válido
considerar que las prioridades de los individuos están relacionadas con sus
respectivos valores. Cuando asumimos valores que no son propios, que son
resultado de la presión cultural, cambiamos o desvirtuamos nuestras prioridades
originales y nos encontramos buscando satisfacción a deseos, mientras olvidamos
llenar nuestras reales necesidades. En otras palabras, la nevera puede estar
vacía, pero tenemos un buen carro o ropa de marca.
Además, otro
aspecto complejo, es que lo que valoramos cambia con el tiempo; por ello, a
algo a lo cual damos valor hoy, tal vez mañana no lo valoremos o
viceversa. Reforzando lo expresado líneas atrás, debemos reconocer que hoy día
la sociedad de consumo y su estrategia de mercadeo, ha pautado valores, tales
como dinero, belleza, desarrollo profesional, status, poder y otros como
caminos hacia la felicidad.
Volviendo al tema
del regalo, entonces, podemos valorar aspectos tales como el costo estimado o
real, el tamaño, la marca y hasta el envoltorio. Inclusive, como la recepción
de un regalo tiene componentes de expectativas, podemos otorgarle valor
dependiendo de quien venga, más allá del regalo en sí. En otras palabras, la
pureza y sinceridad en agradecer es distorsionada, desvirtuada o tergiversada
por las expectativas.
De manera tal que
un regalo puede tener valor aparente o real, ambos o ninguno de los dos. En un
programa del comediante y actor estadounidense William Henry "Bill"
Cosby, éste mostraba un closet lleno de regalos recibidos por él -durante años-
y comentaba, en son de burla e ironía, que nunca los utilizó porque no eran de
su interés.
Entonces,
podríamos atrevernos o arriesgarnos a clasificar los regalos como útiles e inútiles.
Recuerdo alguien que mencionó haciendo referencia a un país latino-americano,
durante una época de crisis económica, en la cual se puso de moda la expresión:
“Está bueno para pasarlo”, cuando se recibía un regalo que no gustaba ni le
servía a quien lo recibió, pero se regalaría a otra persona en otra ocasión.
Existe aquel
individuo que regala algo de su propio gusto, sin considerar el gusto de quien
lo recibirá. El escritor Miguel de Unamuno decía “No des a nadie lo que te
pida, sino lo que entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud”.
¿Puede un regalo
hacernos felices? ¿Permanente o temporalmente? Parece que la mayor parte de los
regalos son efímeros, pasajeros de corta duración, representan el disfrute del
momento, para quien lo compra y para quien lo recibe. En estos tiempos,
algunos niños pueden recibir en apenas un solo cumpleaños similar
cantidad de regalos, a los que cualquiera de nosotros en épocas pasadas,
recibimos durante todos los años de nuestra infancia y adolescencia. Entre
tantos regalos, el umbral de satisfacción sube y ya nunca parecen suficientes.
Los padres quedan
impresionados al darse cuenta, que en apenas un rato, todos los recientes
juguetes están tirados, y el niño está jugando con una cajita donde venía
uno de los regalos, paradójico el mensaje.
En resumen, la
gratitud es apreciar y valorar lo que recibimos o recibiremos, sin calificarlo,
juzgarlo ni cuantificarlo. Es el hecho, el gesto o la acción en sí misma,
no el contenido o valor de lo recibido. En el momento que pretendemos
calificar o valorar lo recibido nos arriesgamos a no agradecer y perder el
disfrute y felicidad del momento.
Septiembre 12,
2016.
Miguel A. Terán
Psicólogo, Coach,
Orador y Escritor.
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
Referencias:
Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española).
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