domingo, 23 de agosto de 2015

Es vital tomar conciencia de la imperiosa e ineludible necesidad de construir un mundo armónico, balanceado y equilibrado. Miguel A. Terán

Es vital tomar conciencia de la imperiosa e ineludible necesidad de construir un mundo armónico, balanceado y equilibrado.
Miguel A. Terán 

Tres palabras esenciales en la naturaleza y la vida, armonía, balance y equilibrio, deben ser parte de nuestra conciencia. Es imposible, sin el desarrollo de las mismas, alcanzar un auténtico nivel de conciencia. Nada puede funcionar adecuadamente, ni por mucho tiempo, aislado del efecto de estas palabras. Tanto las raíces del “éxito” como las del “fracaso”, las encontramos en la presencia o en la ausencia de ellas. 
En el lenguaje coloquial o corriente, la palabra conciencia es utilizada de manera muy común, especialmente desde la perspectiva negativa, con expresiones tales como: “!Qué inconsciente!”; “!Qué falta de conciencia!”; “Debemos tomar conciencia” y otras similares; aunque no es una palabra fácil de explicar, porque es complicada de entender.
Eso que llamamos conciencia, debemos adquirirlo mediante un proceso de reflexión,  que nos permita el conocimiento interior del bien y el mal; sin embargo, la definición de estos dos conceptos: bien y mal es de muy particular, personal y hasta cultural interpretación. Es casi más fácil definir una “adecuada conciencia”  a través de los resultados y consecuencias de nuestras acciones en el tiempo, pero en muchos casos, será tarde porque el daño ya estaría hecho.  Las leyes se ven obligadas a regular muchos aspectos que deberían ser regidos por la adecuada conciencia de los ciudadanos.
“Algunas veces en la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias”, expresaba el líder político y orador estadounidense Robert G. Ingersoll. En términos bíblicos, desde una perspectiva distinta a la de R. G. Ingersoll, en la metáfora de la cosecha, convertida en el Principio o ley de la Siembra y la Cosecha, queda expresado que “Todo lo que sembramos eso cosecharemos”.
Lo que gestamos en el hoy, se reproducirá o hará realidad en el mañana, es una inversión. Nuestra conciencia para tomar armónicas, balanceadas y equilibradas  decisiones y acciones hoy día, será vital para el futuro de las mismas. El gurú religioso de la India, Maharishi Mahesh Yogi, fundador del movimiento Meditación Trascendental, reconocía que “El comportamiento surge del nivel de conciencia”. 
“Las familias, las escuelas, las universidades, las empresas e instituciones necesitan elevar sus niveles de conciencia para entender el significado de su contribución”, expresa el filósofo y psicólogo venezolano Manuel Barroso. No entender esta responsabilidad disminuye su efecto positivo, permitiendo que se fortalezca el negativo. 
Todos somos parte de un sistema. Consciente de ello, el psiquiatra escocés Ronald David Laing decía “No se desprende el pétalo de una rosa sin que afecte el universo”;  por ello, lo que somos y hacemos impacta a los otros,  para bien o para mal; y los otros nos impactan con lo que son y hacen. 
El reconocido científico Albert Einstein, planteaba que “Ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel de conciencia que lo creó”, lo cual es absolutamente lógico, ya que estaríamos intentando resolverlo desde las mismas creencias y paradigmas que lo originaron; en otras palabras, estaríamos “sacando un clavo con el martillo que lo golpeamos”.
Para cambiar el mundo, en algo mejor para todos, es necesario tomar conciencia de la necesidad de hacerlo; mientras no estemos conscientes no habrá razón alguna para cambiar. Pasaremos el tiempo buscando culpables y trepando “por las ramas”, sin llegar a la raíz de lo que ocurre.  La conciencia es quien nos permitirá ver desde otra perspectiva, enfocada en necesidades y no en problemas. Planteaba Wayne W. Dyer, el reconocido psicólogo y especialista en autoayuda, “Cuando cambias la forma en que ves las cosas, las cosas a las que miras cambian”. 
La conciencia debe traernos a valorar lo ético, lo ecológico y lo social,  por sobre nuestros particulares y coyunturales intereses.  El compositor estadounidense Joel Goldsmith planteaba que “Dios no se encuentra en los lugares, Dios se encuentra en la conciencia”. Quizá por ello, el pedagogo hispanorromano Marco Fabio Quintilian, afirmaba que “La conciencia vale por mil testigos”. 
Hay quienes acostumbran tomar posiciones neutras en situaciones donde la conciencia exige escoger entre aceptar o rechazar. "Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor", afirma Desmond Tutu, el Clérigo y pacifista sudafricano, Premio Nobel de la Paz. Tengamos siempre presentes las palabras de un autor anónimo, quien nos recuerda que “A veces, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia”. 

Agosto 24, 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española


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