miércoles, 15 de julio de 2015

Lo que hacemos con regularidad refleja nuestras reales prioridades. Miguel A. Terán

Lo que hacemos con regularidad refleja nuestras reales prioridades.
Miguel A. Terán

Las prioridades definen el nivel de compromiso, enfoque, tiempo y esfuerzo que dedicamos a algo o alguien. “La acción expresa prioridades”, decía el político y pensador hindú  Mahatma Gandhi. 
Si queremos conocer las prioridades de alguien solo hace falta observar a que dedica su tiempo y recursos. Existen personas que se engañan a sí mismos, convenciéndose de cumplir o enfocarse en sus prioridades,  aunque con quienes comparten  a diario reconocerán que sus prioridades parecen ser otras. 
Cuando compartimos con  personas en lo familiar,  afectivo, laboral o social, es importante conocer sus prioridades, para no gastar tiempo ni desgastarnos en esfuerzos, ejecutando  actividades que las otras personas realmente no valoran. Las prioridades de alguien deben mezclarse con las expectativas de aquellos con quienes comparte en las diferentes facetas de su vida. 
Somos seres de hábitos y algunos de éstos reflejan nuestras prioridades de vida. Sin embargo, los hábitos se pierden poco a poco y, con la perdida de éstos,  también  cambian algunas prioridades. 
Expresaba el escritor estadounidense Mark Twain, que “Nadie se libera de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño”. Al bajarlos de golpe, es factible posteriormente recuperarlos,  tanto los hábitos buenos como los malos. Por el contrario, al tomarse el tiempo, esfuerzo y -tal vez- dolor para bajarlos, peldaño a peldaño, se pueden perder para siempre al aparecer nuevas prioridades y hábitos. 
Igualmente, debemos ser en extremo cuidadosos para no cambiar nuestras prioridades vitales por razones circunstanciales, porque algunas veces –transcurrido el tiempo- no son reversibles. Una vez superada la circunstancia, no siempre es factible recuperar la prioridad, porque otras circunstancias y variables pueden haber cambiado. Un ejemplo común ocurre, cuando abandonamos los estudios para atender alguna necesidad económica; ocurre que luego se adquieren otros compromisos, responsabilidades  y hábitos que hacen difícil retomar la prioridad original.   
Un experto financiero recomendaba revisar los estados de cuenta del banco y de las tarjetas de crédito, por un lapso mínimo de tres meses, porque allí aparecerán definidas nuestras reales prioridades, independientemente,  que nosotros expresemos y consideremos tener otras. 
El escritor, consultor y orador estadounidense Stephen Covey, recomendaba “Tienes que decidir cuál es tu máxima prioridad y tener el coraje de decir “no” a otras cosas”. Pretender estar bien “con Dios y con el Diablo” nos desenfoca de nuestras prioridades, agotándonos y haciendo que perdamos el rumbo. «La felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía», afirmaba el mismo Mahatma Gandhi.   
Las excusas y justificaciones pretenden mantener vivas algunas prioridades, que en la realidad ya no lo son.  Es un hecho, que nuestras prioridades definirán nuestras decisiones, acciones y el lugar al cual llegaremos. En otras palabras,  nuestras prioridades de ayer nos han traído hasta donde estamos hoy; y nuestras prioridades de hoy, nos llevarán a donde estaremos mañana. Las prioridades son las progenitoras de nuestro futuro, por tanto si las cambiamos todo cambiará.  

Julio 16, 2015. 

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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