domingo, 19 de julio de 2015

La importancia de definir y aclarar las expectativas. Miguel A. Terán

La importancia de definir y aclarar las expectativas.
Miguel A. Terán

El tema de las expectativas es importante manejarlo adecuadamente para vivir en paz y felices. Podemos definir la expectativa como la esperanza de realizar o conseguir algo, aunque el diccionario cataloga a la expectativa como la alternativa más probable a ocurrir, muchas veces nuestras expectativas son poco realistas. 
La expectativa trata de anticipar o predecir algo, pero para ello, debe  basarse en  lo probable o razonable de ocurrir, porque no sería una expectativa real si se basa en un supuesto, esperanza o fe. Lo que sí es real es que las expectativas no se cumplen solas, requieren convicción, compromiso y/o esfuerzo para hacerlas realidad.
 Existen quienes creen en las expectativas como guía de vida, ellas –sin duda- podrían convencernos que el cielo es el límite, pero tal vez haciéndonos perder contacto con la realidad. Aunque son variados los puntos de vista con relación a la utilidad de las expectativas, el Maestro Espiritual Bengalí Sri Chinmoy, afirmaba de manera contundente que “La paz comienza cuando terminan las expectativas”. Entonces, exageradas expectativas, siempre nos harán concluir insatisfechos con los logros, porque éstos estarán por debajo de las expectativas. “Las expectativas son peligrosas cuando son altas y sin forma”, afirma la periodista y escritora estadounidense Lionel Shriver. 
En todo caso, parece parte de la naturaleza humana tener expectativas. Sin embargo, podríamos afirmar que las expectativas para que sean beneficiosas en el largo plazo y de manera integral, requieren  que las mismas contribuyan a la armonía, balance y equilibrio entre nuestro cuerpo, mente, corazón y espíritu. 
El filósofo británico Eli Khamarov plantea que “Las mejores cosas de la vida son inesperadas porque no había expectativa”. Por su parte, el escritor estadounidense de espiritualidad cristiana Donald Miller reconoce que “Cuando dejas de esperar que la gente sea perfecta, te pueden gustar por lo que son”. 
El extremo de la expectativa lo refería el famoso escritor, historiador, filósofo y abogado francés, François Marie Arouet, mejor conocido como “Voltaire”, quien dijo “Nunca vivimos; siempre estamos en la expectativa de vivir”. Suena paradójico, pero con esa obsesión en el futuro, el presente se nos escapa, mientras nos llenamos de expectativas y sueños. 
Las palabras del genio matemático, físico y astrofísico británico Stephen Hawking, colocan en una particular perspectiva al tema de las expectativas, al afirmar: “Cuando nuestras expectativas  se reducen a cero, uno realmente aprecia todo lo que tiene”. 
“La infelicidad reside en ese hueco entre nuestros talentos y nuestras expectativas”, decía el artista londinense Sebastian Horsley. Mientras el reconocido actor, cineasta y productor español Antonio Banderas, en una posición más extrema afirma que “La expectativa es la madre de toda frustración”. 
De ninguna manera se trata de dejar de soñar ni dejar de tener expectativas, aunque lo sano es evitar que las expectativas conduzcan nuestra vida, llevándonos a perder el vital equilibrio entre las diferentes facetas de nuestra vida: personal, de pareja, familia, profesional, laboral y social.  
La autora estadounidense de libros de ficción Jodi Picoult considera que “Hay dos formas de ser feliz: mejorar tu realidad o bajar tus expectativas”. En cualquiera de estas dos opciones hay ganancias y pérdidas, por ejemplo, si nos esforzamos por alcanzar nuestras expectativas profesionales o económicas, nos arriesgamos a perder en otras áreas de nuestra vida. Si reducimos nuestras expectativas, podríamos perder en nivel de vida y en nuestra carrera profesional. 
No obstante,  siempre es recomendable compartir, clarificar y discutir expectativas antes de iniciar relaciones personales, afectivas, laborales, sociales, etcétera, para evitar malos entendidos y posteriores problemas. El tiempo previo, dedicado a aclarar las expectativas, representará un significativo ahorro de tiempo y malestares más adelante. 
Y finalmente, parece importante tener presente que “No debemos permitir que las expectativas de alguien dirijan nuestra vida”, tal cual recomienda la escritora estadounidenseJulianne Donaldson. Lo sano es que tengamos nuestras propias expectativas que den respuesta a nuestras propias necesidades, estilo de vida y sueños, sin hacer daño a otros.


Julio 20, 2015. 

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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