lunes, 22 de junio de 2015

NO VALE LA PENA GUARDAR NADA PARA UNA OCASIÓN ESPECIAL. Miguel A. Terán

NO VALE LA PENA GUARDAR NADA PARA UNA OCASIÓN ESPECIAL.
Miguel A. Terán

Para muchas personas en el mañana siempre estará la oportunidad, la satisfacción, el placer, la felicidad y todo,  por lo cual posponen cualquier cosa para mañana, con mayor énfasis los temas personales. Posponer es dejar para después algo que podemos o debemos hacer ahora. Existe la palabra procrastinar que hace referencia a esa costumbre de diferir o aplazar, dejando para ese después, que no siempre llega. 
La realidad es que los momentos no se guardan, no son acumulables para cuando dispongamos de tiempo. Pretender hacerlo para disfrutarlos más adelante, es encontrarnos con otro momento, porque tiempo y espacio son quienes definen un momento, y éstos cambian al pasar el tiempo. 
Posponer es una conducta que convertida en hábito se transforma en una de las mayores fuentes de estrés. En una buena parte de las actividades que posponemos el miedo está presente, miedo a no conocer, a equivocarnos o fallar, a recibir críticas, etcétera. 
La falta de tiempo es una de las excusas más utilizadas por la persona acostumbrada a posponer. Sin embargo, un factor casi siempre presente –más allá del tiempo- es la falta de motivación y la ausencia del correspondiente compromiso. 
Cuando posponemos, generalmente nos dedicamos a hacer lo más irrelevante e intrascendente, dejando a un lado lo realmente importante o sustancial. Como se dice en el argot popular “trepamos por las ramas”. 
Un elemento clave para evitar posponer es tener claramente definidas nuestras prioridades. Sin claras prioridades es fácil que nos desviemos del camino, dedicando tiempo a lo urgente y descuidando lo importante. Las relaciones de pareja, familia, amistad o  trabajo, tienen sus particulares y únicos espacios y tiempos, confundirlos nos hace perder momentos que alteran o distorsionan las relaciones. Deben ser celosos por cuidad y respetar esos momentos, es decir espacios y tiempos, especiales y particulares para cada actividad y relación. 
Se dice que en su lecho de muerte las personas manifiestan más arrepentimiento por lo que no hicieron que por lo que hicieron, más allá de que lo que hicieron haya sido del todo bueno. Esperar o pretender esperar el momento ideal, muchas veces no tiene  sentido, ya que nos arriesgamos a perder el momento. 
Parece que definitivamente la ocasión especial es en el tiempo presente, porque en el pasado no pudo ser y en el futuro es solo expectativa, el momento parece ser aquí y ahora.

Junio 22, 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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