martes, 23 de junio de 2015

ALEGRARNOS DE LOS ÉXITOS PROPIOS TANTO COMO DE LOS AJENOS ES CONDICIÓN INDISPENSABLE PARA SER FELICES. Miguel A. Terán

ALEGRARNOS DE LOS ÉXITOS PROPIOS TANTO COMO DE LOS AJENOS ES CONDICIÓN INDISPENSABLE PARA SER FELICES.
Miguel A. Terán

Aquel quien no siente alegría o satisfacción por los éxitos de otras personas, no necesariamente pretende permanecer en una posición neutra al respecto; por el contrario, la mayor parte de las veces ocurre que la envidia ha hecho acto de presencia, lo cual le impedirá sentir alegría.   
La llegada de la envidia decreta acabar con nuestra paz, porque a partir de ese momento estaremos más preocupados e infelices por lo logros ajenos que por alcanzar y disfrutar los propios. El Poeta y dramaturgo alemán Goethe, sabiamente afirmó, que “La persona más feliz del mundo es aquella que sabe reconocer los méritos de los demás y puede alegrarse del bien ajeno como si fuera propio”. 
Mientras consideremos que brillamos, solo y únicamente, apagando u opacando a los otros, el disfrute de nuestros logros será incompleto e insatisfactorio. Parafraseando al escritor francés Conde de Rivarol,  éste afirmaba una triste verdad,  para aquellos que buscan con la misma intensidad hacerse felices e impedir que los demás lo sean. 
El éxito es algo tan particular e indefinible, que juzgar a alguien con el calificativo de exitoso es complicado. Al respecto, reconocía el poeta italiano del siglo XVIII, Pietro Metastasio, que “Si las íntimas preocupaciones de cada cual se leyeran escritas sobre su frente !Cuántos que causan envidia nos generarían lástima!”. 
Erróneamente, nuestra cultura occidental,  al estimular el individualismo y la competencia,  motiva a considerar los logros únicamente en términos de un triunfo comparado con los logros del otro.  En realidad,  nuestro mayor reto es superarnos a nosotros mismos. 
Desde hace más de dos milenios, grandes sabios, filósofos y pensadores han ratificado que la felicidad consiste en hacer el bien. En palabras, más contemporáneas,  el militar y escritor británico Robert Baden-Powell, consideraba que “La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás”. 
Decía el escritor y pensador político francés Barón de Montesquieu “Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad”. 
“El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno disfrute al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás”, expresaba Aldous Huxley el novelista, ensayista y poeta inglés. Nuestra felicidad debe complementarse con la felicidad de los demás, para que nuestro entorno sea feliz.   
Por su parte, el poeta estadounidense Wallace Stevens, reconocía que “En cuanto abandonamos la envidia empezamos a prepararnos para entrar en el camino de la dicha”. 
Aprendamos el mensaje positivo que nos dejan los logros de los demás, comprendiendo sus esfuerzos, dedicación y sacrificios, para que decidamos reconocerlos sin descalificarlos. Sin envidia, la alegría por los éxitos o el triunfo de otros será parte de la felicidad  colectiva. Nunca debemos medir nuestro éxito basándonos en el fracaso de los demás.

Junio 24, 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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