“La vida es algo más que aumentar el ritmo”.
Mahatma Gandhi (1869-1948). Abogado, pensador,
activista y político hindú.
REFLEXIÓN: Podemos definir la paciencia como ese
tiempo que debemos esperar mientras las cosas suceden u ocurren, inclusive en
aquellas cosas o situaciones en las que estamos haciendo o hemos hecho algo
para que sucedan u ocurran. Sin embargo, la paciencia ha sido demonizada,
asociándola en muchos casos con padecer o soportar, tolerancia o lentitud.
Cuando hacemos referencia a la paciencia de alguien, esa apreciación
tiene sonido a crítica, pocas veces a raciocinio y reflexión.
Pero, el filósofo alemán Immanuel Kant,
consideraba que “La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la
debilidad del fuerte”. En esta perspectiva está asociada la paciencia a algo
más cercano a una virtud o fortaleza. La impulsividad es lo contrario a la
paciencia. “Todo poder humano se forma de paciencia y de tiempo”, afirmaba el
pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson.
En estos tiempos refiere el filósofo contemporáneo
español Fernando Savater que “Durante buena parte del día vivimos como si nos
hubieran dado cuerda: nos levantamos, hacemos cosas porque se las hemos visto
hacer a los demás, porque nos lo enseñaron así, porque eso es lo que se espera
de nosotros”. Mucha reacción, poca reflexión y escasa conciencia. Poco
cuestionarnos acerca de si la ruta que llevamos y lo que hacemos nos acerca al
lugar adonde queremos ir y estar en el futuro.
Infinidad de problemas y situaciones críticas en
la pareja, la familia, el trabajo, la comunidad, surgen de la inadecuada
paciencia, en muchos aspectos. “Para saber hablar es preciso saber escuchar”,
afirmaba el escritor griego Plutarco, y es un hecho que cada vez escuchamos
menos, incluso escuchamos para responder, no para comprender, menos para
sensibilizarnos acerca del tema. Caso similar ocurre con la lectura, casi de
titulares de prensa, mucha interpretación y conclusiones basadas en escasa
información.
La naturaleza nos da lecciones de procesos, porque
todo tiene su propio ritmo y tiempo, todo es un proceso. En su apreciación acerca de la importancia de la
paciencia en los negocios, el millonario estadounidense Barren Buffet, lo
expresa de una manera graciosa diciendo “No importa qué tan grande sean
nuestros talentos o esfuerzos, algunas cosas simplemente llevan tiempo. No
podemos producir un bebé en un mes embarazando a nueve mujeres”.
El escritor y orador estadounidense John C.
Maxwell afirma que “Sobrestimamos el evento y subestimamos el proceso, cada
sueño realizado ocurrió gracias a la dedicación de un proceso”. Alguien
planteaba y afirmaba que lo que se deteriora como un proceso, será imposible
resolverlo sin respetar el tiempo que requiere el proceso para revertirlo, si
es posible lograrlo.
Algunas veces nos dejamos atormentar de tal manera
por las urgencias y sus prisas, que olvidamos lo importante. El mensaje del
educador y poeta americano Henry Wadsworth Longfellow nos recuerda que “Se
tarda menos en hacer una cosa bien que en explicar por qué se hizo mal”.
Cuando perdemos el rumbo de nuestra vida de nada
sirve aumentar el ritmo o la velocidad, porque lo que estaremos logrando es
perdernos más rápido. Aprendamos a disfrutar de cada cosa que hacemos, cada
actividad que realizamos, cada experiencia vivida y cada compartir con otras
personas.
Simplificarse, relajarse, disfrutar, escuchar,
observar, meditar, inspirarse y reflexionar ayudan a transitar adecuadamente el
camino de la vida. Debemos sacar tiempo para todo. La armonía, balance y
equilibrio entre nuestro cuerpo, mente, corazón y espíritu es vital para llevar
una vida sana, con sentido, propósito, contenido, en paz y feliz.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
No hay comentarios:
Publicar un comentario