lunes, 4 de mayo de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Lunes 04 de Mayo de 2015)‏

"La pregunta no es qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos, sino qué hijos le vamos a dejar a nuestro mundo".
Leopoldo Abadía (n. 1933). Profesor y escritor español.
REFLEXIÓN: El mundo de hoy, en lo bueno y en lo malo,  es resultado de lo que hemos hecho o dejado de hacer en el pasado. Nuestro mundo del mañana será el resultado de lo que estamos haciendo o dejando de hacer hoy. Sin lugar a duda, recogemos lo que sembramos. Es importante tener presente que en la formación de nuestros hijos lo que hacemos o dejamos de hacer les educa o mal educa, no hay decisión o acción de nuestra parte que podamos considerar neutra.
Para uno pocos, no todos los que deberíamos, lo usual ha sido la tendencia a preocuparse por el tipo de mundo que hemos venido construyendo o destruyendo, dependiendo de la perspectiva; lugar que–más temprano que tarde- heredarán nuestros hijos. Parece que no hemos sido lo suficientemente cuidadosos, no solo, en  lo ambiental, sino en lo social, moral ético y paremos de contar.
Sin embargo, pocas veces nos cuestionamos qué tan bien hemos –y estamos- educando y formado a nuestros hijos para ese mundo que les tocará vivir, en el cual cada uno de ellos tendrá un rol importante en su evolución. No siempre entramos en consideraciones y reflexiones,   acerca de lo que ellos aportarán a ese mundo del futuro, ni sí serán parte de la solución o del problema.

Sin duda, que en ese afán por hacer las cosas fáciles para ellos, podemos fallar al no dejar suficientes mensajes de armonía, balance y equilibrio, como elementos vitales para la convivencia humana, que será el gran reto. El objetivo es hacerles entender que vivimos en un sistema –que no somos seres aislados- y que todo lo que hagamos o dejemos de hacer afecta al sistema en su totalidad, y se devuelve como resultado. El autor y crítico austriaco Karl Kraus, afirmaba “Cuando los padres han construido todo, a los hijos solo les queda el derrumbarlo”.
Por su parte el químico y microbiólogo francés Louis Pasteur, decía  “No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”. Debemos ser cuidadosos en su formación, evitando habituarles a logros sin esfuerzo y éxitos sin mérito.  El poeta y dramaturgo inglés John Gay planteaba “Sin lugar a dudas, es importante desarrollar la mente de los hijos. No obstante el regalo más valioso que se les puede dar, es desarrollarles la conciencia”, de lo que son y hacen, y de cómo recogerán de esa cosecha.
Una frase atribuida a Bill Gates recomienda “Dejar a los hijos lo suficiente para hacer algo, pero no lo bastante para hacer nada”.
Uno de los retos de los padres y la sociedad es dosificar las experiencias de los niños, entendiendo que todo tiene su lugar y tiempo, evitando aceptar la indecente propuesta de algunos sectores de la sociedad, que nos invitan a exponer a nuestros hijos a vivencias y experiencias para las cuales ellos aún no están preparados. La inocencia de un niño es uno de los tesoros más hermosos que existen en el mundo. Preservarla no es cosa que encerrarlos en una burbuja de cristal o hacerles prohibiciones, por el contrario,  se trata de enseñarles a vivir y entender al mundo, paso a paso,  para que no pierdan sus sonrisas.  
Una adecuada mezcla entre lógica y amor constituyen una efectiva fórmula, para hacer de nuestros hijos los hombres y mujeres que requerirá el mundo de mañana. Tengamos siempre presente las palabras de San Juan Bosco “La predica más eficaz es el buen ejemplo”, por tanto, ellos aprenderán más de lo que nos ven hacer, que de lo que pretendemos predicar solo con palabras.  

Miguel A. Terán
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Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.


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