jueves, 30 de abril de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Viernes 01 de Mayo de 2015)

“Una sociedad libre y democrática tiene que ser una sociedad de lectores y la lectura es fundamental para la formación del ciudadano libre y democrático”.
Mario Vargas Llosa (n. 1936). Escritor y político peruano. El Premio Nobel de Literatura (2010), Premio de Literatura de la Lengua Castellana Miguel De Cervantes (1994), Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1986)

REFLEXIÓN: Históricamente, la ignorancia ha sido una de las mayores causas de problemas humanos y sociales. Es una realidad que la lectura, bien escogida, permite expandir horizontes y perspectivas de vida. La lectura da acceso y enriquece nuestro lenguaje y conocimiento. 
Nuestro mundo llega hasta donde podemos entenderlo y explicarlo con nuestro lenguaje, de allí la importancia de un lenguaje rico en contenidos, información y conocimientos variados, para hacernos individuos reflexivos y conscientes. Decía  la religiosa mexicana Juana Inés de la Cruz  “No estudio por saber más, sino por ignorar menos”. 
Alimentarse bien y realizar alguna actividad físico- deportiva son vitales para tener un cuerpo sano; no obstante, para conservarlo se requiere una mente sana, resultado de una vida nutrida y equilibrada en lo intelectual, emocional y espiritual. Una frase latina del poeta Juvenal decía «Cuerpo sano en mente sana».  El escritor y político inglés Joseph Addison afirmaba que “La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo". 
El hábito de la lectura, permite entender nuevas y diferentes perspectivas y puntos de vista, al dar sustento teórico a nuestras experiencias.  Para quienes no creen en la importancia de comprender la teoría antes de la práctica,  el psicólogo alemán Kurt Lewin afirmó que «No hay nada más práctico que una buena teoría». Mientras el filósofo griego Sócrates consideraba que: «Solo hay un bien: el conocimiento; y solo hay un mal: la ignorancia». Leer es alimento no solo para la mente, sino para el corazón y el espíritu. 
La religiosa, mística y escritora española Santa Teresa de Jesús, decía  “Lee y conducirás, no leas y serás conducido". Es un hecho –a través de los tiempos- que la lectura junto al conocimiento que ésta puede proveer ha sido tradicionalmente atrapada por unos como herramienta para dominar a otros. Se reconoce que conocimiento es poder, y es ello es una realidad. 
Cuando algún grupo de una corriente política, que podemos considerar extrema,  toma las riendas de alguna nación o pueblo, el primer objetivo es “poner mano” a la educación. La razón es simple, la educación es la mejor herramienta para adoctrinar y dominar en el mediano y largo plazo. Sin embargo, lo cierto es que todo sistema social adoctrina, y los sistemas más democráticos también lo hacen. Es un hecho que los sistemas deben reproducirse para  sobrevivir, consolidarse y crecer, y la lectura de temas escogidos por un particular sistema,  son requeridos para que la fórmula de dominio funcione. 
Pero también la ignorancia hace malas jugadas, a quien la siembra, por ello muchos sistemas sociales al mantener a su pueblo ignorante, lo están dejando expuesto a que otros grupos, sus opositores, puedan también convencer con mejores palabras o engañosas ofertas a un pueblo ignorante, volteando la jugada. El libertador Simón Bolívar, en una de sus brillantes expresiones refería que "Un Pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción". 
Hemos olvidado el hábito de la lectura como una opción para desarrollarnos, superarnos y crecer. Esa falta de hábito y de no reconocer los enormes beneficios de la lectura, nos lleva a juzgar cualquier escrito, por corto que sea,  como largo y aburrido. En los tiempos actuales y por venir, el conocimiento crece cada segundo y una escasa relación con la lectura y la reflexión de lo leído, no nos permitirá resolver nuevos problemas ni progresar. 
Lo paradójico es que nuestra sociedad estimula la urgencia, rapidez y la superficialidad, acostumbrándonos a una lectura poco profunda, de titulares. Entonces, por esa falta de teorías y conceptos, pretendemos resolver temas con la sola experiencia, haciendo lo mismo todo el tiempo y esperando resultados distintos. Estamos rodeados de datos, información y conocimiento, pero podemos permanecer en la ignorancia. 
Una excusa válida estará siempre a disposición para no leer en el momento que se nos presenta la oportunidad, junto a la promesa de hacerlo más adelante, cuando tengamos tiempo.  
“Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”, nos decía San Agustín. Mientras, el mismo Vargas Llosa, afirmaba que aprender a leer era lo más importante que le había pasado en la vida. Leer en definitiva contribuye a hacernos libres, abriéndonos caminos y perspectivas. 
Pero leer también es un riesgo, porque hoy día estamos rodeados de lectura de todo tipo, mucha de la cual podríamos considerarla “chatarra” o “basura”.  Leer de todo es no leer nada, pero si es una forma de enloquecer. Por lo contrario, leer poco también es un riesgo, al respecto  el escritor y filósofo español Miguel de Unamuno planteaba que  “Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”, porque al leer poco podemos quedarnos con un punto de vista sesgado o una perspectiva miope sobre un tema.   
En conclusión, es necesario saber escoger y dosificar nuestras lecturas, para no  arriesgamos a contaminar nuestra mente, corazón y espíritu, afectando nuestro cuerpo y todo lo que nos rodea. Tengamos presente el proverbio árabe “Libros, caminos y días nos dan sabiduría”.

Miguel A. Terán
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Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.


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