”Lee
poco y serás como muchos. Lee mucho y serás como pocos”.
Autor
Anónimo
REFLEXIÓN:
El genial y famoso escritor argentino Jorge Luis Borges reconocía que: “Lo que he leído es mucho más
importante que lo que he escrito. Pues uno lee lo que quiere, pero no escribe
lo que quisiera, sino lo que puede”. Sin duda que para escribir bien y con interesante
sentido, aunque algo de lo escrito sea cuestionable, se requiere el hábito de
la lectura.
Cada
vez las cosas son menos comprensibles, si pretendemos entenderlas solo con el
simple sentido común, hay más incertidumbre, variables, expectativas y
cantidades enormes de datos e información. Entonces, en esta realidad, leer poco,
sin variedad o profundidad nos condena a manejar escasa, distorsionada o sesgada información, lo cual representa una importante
limitación al momento de desarrollar nuestra propia realidad y puntos de vista.
Hace
casi dos siglos, nos recomendaba el filósofo y sacerdote español Jaime Balmes,
que “En la lectura debe cuidarse de dos
cosas: escoger bien los libros y leerlos bien”. Esta recomendación tiene, en
estos tiempos, cada vez más vigencia, dada la enorme cantidad de información de
todo tipo que circula a través de los diferentes medios.
Expresaba
el escritor y filósofo español Miguel de Unamuno: “Cuanto menos se lee, más
daño hace lo que se lee”. La razón al planteamiento anterior la dejó clara el reconocido psicólogo estadounidense Abraham
Maslow, cuando dijo: “Si tu única herramienta es un martillo, tiendes a tratar
cada problema como si fuera un clavo”.
Debemos
entonces ser cuidadosos con la información que tomamos, leemos y procesamos,
porque esta información de alguna manera alimentará nuestra mente, corazón y
espíritu, pudiendo llenarlos de basura, mientras quedan en realidad desnutridos
de lo que nos construye como seres humanos y espirituales.
En
oposición a lo expresado en el párrafo anterior, decía el dramaturgo
español Jacinto Benavente “No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca
por la inteligencia cuando el corazón está sano”. Podría ser válido este
planteamiento de Benavente, pero han cambiado los tiempos y –desgraciadamente- muchas
familias ya no cumplen la labor de formar en sus miembros corazones sanos y
resistentes, por lo cual es más fácil que las mentes se llenen de basura y
contaminen todo.
Decía
Santa Teresa de Jesús “Lee y conducirás, no leas y serás conducido". Entre
menos nos nutrimos de información y conocimiento, somos más fácilmente manipulables
y dirigidos como corderos. En los regímenes
totalitarios, uno de los rituales ha sido quemar libros, y bien lo afirmó el
poeta alemán Heinrich Heine: “Allí donde se queman los libros, se acaba por
quemar a los hombres".
Tengamos
siempre presente que “La lectura es a la
mente lo que el ejercicio al cuerpo”, tal cual lo expresó –algunos siglos
atrás- el poeta y dramaturgo inglés Joseph Addison. La lectura permite enriquecernos
y hacernos menos ignorantes, por ello, Sor Juana Inés de la Cruz decía «Yo no
estudio para saber más, sino para ignorar menos». Es un hecho que algunas
lecturas han marcado y pueden marcar nuestra vida, tomando validez lo expresado
por el pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson, quien afirmó que “En muchas
ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de una persona, decidiendo
el curso de su vida”.
El
amor por la lectura es uno de los mejores legados que podemos dejar a nuestros
hijos. “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”, dice el Premio Nobel de Literatura Mario
Vargas Llosa.
Alimentemos
todos los días nuestra mente, corazón y espíritu, con buenas lecturas, para
realmente nutrirnos, tal cual debemos hacerlo con el adecuado alimento para nuestro
cuerpo, y así llevaremos una vida armónica, balanceada, equilibrada y feliz.
Miguel
A. Terán
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Nota:
imagen extraída de la web
Referencias:
Tomadas de Wikipedia.
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fuerza en la medida que se transmite a mayor número de personas. Si cada uno de
nosotros reflexiona y cambia para mejor, todo cambiará para mejor.
“Sueña,
vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.
Excelentes tu reflexión y tus comentarios Miguel. Gracias por recordarnoslo, sobre todo a los más jóvenes. Gran abrazo y felicitaciones, LV
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