martes, 19 de agosto de 2014

Pensamiento y Reflexión del Día Miércoles 20 de Agosto de 2014



 “El infierno está todo en esta palabra: soledad”.
Víctor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

REFLEXIÓN: El escritor Gabriel García Márquez decía que "El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. La soledad puede atormentarnos en cualquier momento de la vida, pero sí algo debemos aprender en el transcurso de los años jóvenes, como condición para cuando lleguemos a viejos, es a ser compañía para nosotros mismos, así nunca estaremos solos.  

El también escritor Carlo Dossi se preguntaba cuál es la razón por la cual rehuimos de la soledad, y él mismo se respondía afirmando que son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos. Podemos estar acompañados y sentirnos solos, porque el nivel de soledad es un proceso interior de cada individuo.

El poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, en tono casi de broma,  expresaba que la soledad es muy hermosa cuando se tiene alguien a quien decírselo. Sin duda, que la soledad compartida debe ser una experiencia terrible y así lo expresó Robin Williams al plantear: “Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo. No lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo”.


Hacernos compañía a nosotros mismos es un proceso que se cultiva con los años, no se logra de la noche a la mañana. Muchas personas están siempre buscando compañía para cualquier cosa, no han aprendido a disfrutar de momentos ni espacios de soledad,  y ello; puede ocasionarles problemas cuando deban –casi inevitablemente- enfrentarse con la soledad. En defensa de la soledad, el escritor y moralista francés Luc de Clapiers, consideraba que la soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo.

En estos tiempos tecnológicos, estamos mucho más solos que en el pasado, pero nos hacemos de una falsa tranquilidad con compañías virtuales, que en la soledad nos hacen “compañía”. Lo contradictorio, es que cuando tenemos oportunidad de compartir en el mundo real con alguien, esa misma tecnología nos absorbe hasta alejarnos de quien estamos cerca. Entonces, nos “acompañan” los lejanos y estamos “lejos” de los cercanos.   

Se dice que la fama y la fortuna, atraen falsa compañía. Una de las pesadillas de quien las posee, es estar en continua duda acerca de la sinceridad de quien le acompaña, los años se encargarán de demostrar si de verdad estuvieron siempre solos, a pesar de estar acompañados.

La famosa película de Orson Wells “El ciudadano Kane”, gira en torno a un particular individuo que llegó a hacer una gran fortuna, confundiendo y tratando a la gente y las cosas de la misma manera. El filósofo Fernando Savater, en unos de sus excelentes libros, en referencia a Kane, comenta que éste “Se empeñó en tratar a las personas como si fueran cosas y de este modo se quedó sin los regalos humanamente más apetecibles de la vida, como el cariño sincero de los otros o su amistad sin cálculo”. 1

En la soledad de los unos y los otros todos somos culpables. Admiramos y queremos, pero en silencio, porque el mundo nos atrapa dejándonos sin tiempo para hacerlo saber a los otros. Nos olvidamos de una palabra de estímulo a un amigo, de compartir un café, mucho menos hacerle saber y agradecer lo que ha hecho por nosotros. Reconocemos las bondades de la gente, cuando ya no están a nuestro lado, pero las olvidamos cuando las hemos tenido cerca.

En nuestro transitar por la vida, debemos aprender a compartir y convivir en sana paz con la soledad, porque seguramente será, algún día, nuestra compañera. Así evitaremos que la soledad haga de nuestra vida un infierno.

¡Feliz Día!

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO


Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.
1. Savater, Fernando (2002). Ética para Amador. Editorial Ariel, S. A. Barcelona. p. 98

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