viernes, 22 de agosto de 2014

LA DECISIÓN DE EMIGRAR – Conocer un lugar o inmigrar a un lugar‏

Muchas veces, apresurada y equivocadamente, consideramos que conocemos un lugar, bien sea porque hemos "vacacionado" allí, trabajado esporádicamente en ese lugar, estudiado o viajado con regularidad y cualquier otra condición, distinta a haber residido de manera regular y permanentemente.

Conocer un lugar no se hace realidad, hasta tanto, no lleguemos a vivir allí en condición de inmigrante definitivo o residente permanente, durante un tiempo razonable para conocer su cultura y adquirir la necesaria experiencia de vida como inmigrante.

Esa experiencia de inmigrar solo puede conseguirse: inmigrando. Esta afirmación no significa que no valga la pena escuchar o leer acerca de experiencias ajenas e historia de inmigrantes; siempre algo de buena teoría es importante, solo que cada una tiene sus particulares circunstancias no siempre aplicables a otros casos, situaciones o personas. Aunque siempre hay generalidades de aplicación casi universal.

Muchas cosas que se han visto y percibido inicialmente de una determinada manera, cambian drástica y dramáticamente cuando estamos en otra etapa, condición o situación de vida. Un torrencial aguacero puede verse como una bonita experiencia, desde la perspectiva de un turista, pero será algo muy diferente, cuando ese aguacero arruino la tarde de un sábado para nuestro negocio y éste era el día que podía rescatar los resultados de la semana.  

Muchos lugares que fueron nuestros favoritos, como turistas o visitantes temporales, pasan a ser exquisiteces cuando somos inmigrantes. Comenzando por lugares de diversión, centros comerciales, etcétera.


Ese viejo cuento, casi chiste,  de un individuo que debe escoger entre el cielo y el infierno al momento de morir, para lo cual le dan una semana de visita a cada lugar; la conclusión del individuo, luego de esas dos semanas fue que el cielo era “muy aburrido”; mientras que en el infierno, la pasó muy divertido, en fiestas, restaurantes, casinos, amistades, etcétera.

La escogencia para residir permanentemente parecía obvia, “el infierno era la mejor opción”, tal cual lo hizo. Al llegar al infierno, nuevamente, pero ahora como residente permanente se encontró con algo totalmente distinto; ahora sí tal cual el infierno, fuego, carbón, hollín, calor, y mucho trabajo físico. Su protesta no se hizo esperar, se sentía engañado.  La respuesta administrativa del infierno fue que eso era así, y que él tenía solo una referencia de vacaciones. En otras palabras, no es lo mismo vacacionar que residir.

El otro usual problema, se sucede porque creemos saberlas todas. No entendemos que es importante  comprender “como se juega” en ese nuevo lugar, antes de comenzar a jugar y, más aún, antes de hacer apuestas. Llegamos al lugar donde inmigramos con algunas maletas, recursos y las peligrosas “fórmulas personales”. ¿Qué significa fórmulas personales? Son aquellas fórmulas que han resultado de experiencias exitosas en nuestro lugar de origen, que estamos convencidos funcionaran en cualquier planeta del sistema solar.

Las consideraciones de variables, leyes, cultura e idiosincrasia no significan obstáculo alguno para una fórmula “infalible”. ¡Para nuestra fórmula! No escuchamos consejos ni opiniones. Aquí recomendamos tener presente que un martillo es bueno como martillo, pero es pésimo como destornillador. O tal cual, decía el famoso psicólogo Abraham Maslow: “Si tu única herramienta es un martillo tiendes a tratar cada problema como si fuera un clavo”, grave error.

Quienes emigramos con mentalidad abierta y disposición para aprender, aunque en algún momento tampoco la tuvimos, ya que poseíamos nuestra importada “fórmula mágica”, con el paso del tiempo nos damos cuenta que sabemos poco o casi nada del lugar, quizá algo más que antes, pero aún existen muchas sorpresas, riesgos y oportunidades ocultas.

Podemos y debemos prepararnos para emigrar, con suficiente tiempo, informándonos, formándonos y educándonos para hacerlo, pero debemos llegar al lugar con humildad y dispuestos a aprender, como condición indispensable para lograr sobrevivir al proceso.

Miguel A. Terán
Psicólogo & Coach


Twitter: @MiguelATeranO
Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.

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