Una vieja expresión popular dice «Quien no cuida lo que tiene a pedir se
queda»; sin embargo, más allá de solo cuidar lo que tenemos, por cualquier
razón, debemos valorarlo, porque es al valorarlo que reconocemos la importancia y verdadera justificación para cuidarlo.
Usualmente
estamos más preocupados y enfocados en conseguir lo que nos falta, lo que no
tenemos y queremos, que en reconocer, valorar y disfrutar lo que tenemos.
Se considera que parte de la infelicidad de los seres humanos radica allí. Un ejemplo de referencia es la salud, la cual la damos como un hecho, descuidándola -abusando de nuestro cuerpo- hasta que la perdemos; y es en ese momento, cuando comenzamos a sentir su ausencia y a valorar su presencia.
Se considera que parte de la infelicidad de los seres humanos radica allí. Un ejemplo de referencia es la salud, la cual la damos como un hecho, descuidándola -abusando de nuestro cuerpo- hasta que la perdemos; y es en ese momento, cuando comenzamos a sentir su ausencia y a valorar su presencia.
La
amistad, el trabajo y el amor entre otros, son más valorados una vez perdidos. Al
igual que los momentos, los cuales son la suma de un espacio y una ocasión o circunstancia en el tiempo, por lo cual su real valor está en el presente. Pero ocurre, que cuando nos damos
cuenta, ya ese espacio y tiempo son parte de nuestro pasado y -con éste- se nos fue el momento.
Permitimos que se nos vayan, sin valorar ni disfrutar, buenos e irrepetibles momentos de nuestras vidas; que muy pronto, podrían convertirse en melancólicos recuerdos o reproches, cuando reconocemos
que perdimos la oportunidad de vivirlos, disfrutarlos y valorarlos. Cuando guardamos esa vivencia en el corazón -y no solo en nuestra mente- es cuando realmente la hemos disfrutado y valorado. Tristemente, estamos tan ocupados atendiendo falsas prioridades y urgencias, que dejamos a un lado las verdaderas e importantes prioridades.
Aprender
a agradecer es condición indispensable para valorar y disfrutar lo que tenemos.
Un autor anónimo comentó que prefería saber apreciar lo que no podía tener, que
tener lo que no sería capaz de apreciar.
Entonces,
valoremos y disfrutemos lo que recibimos cada día de nuestras vidas, comenzando
por nuestra propia vida y nuestra salud, para cuando llegue el momento de recordar, esos recuerdos sean de una vida comprometida y con sentido, de bienestar propio y ajeno, y disfrutada a plenitud, a lo ancho y a lo largo.
Una
estrofa del hermoso Poema de la Despedida del poeta y compositor cubano José
Ángel Buesa, parece un buen ejemplo -como resumen- de todo lo antes expresado: «Pero al
quedarme solo... Sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te
amé».
Miguel A. Terán
Psicólogo, Coach, Orador y Escritor.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Web Page: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Miguel gracias por compartir esta reflexión, debemos valorar y disfrutar lo que tenemos, pero primero la salud, porque como dices si la descuidamos la perdemos.
ResponderEliminarAl final de la reflexión, la estrofa del poema de Despedida lo dice todo...feliz noche