El Pensamiento del Día (Martes 24 de Septiembre de 2013):
“Acostumbramos llenar con palabras aquellos momentos donde faltan las ideas”.
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) Poeta, dramaturgo y científico alemán.
REFLEXIÓN: Son muchas las conversaciones y discusiones donde pretendemos colocar palabras en vez de ideas, logrando hacer insípida y sin valor nuestra comunicación. Lo más probable es concluir en la queja o el chisme. Se dice que las grandes inteligencias discuten las ideas, las inteligencias medianas comentan los sucesos y las inteligencias pobres critican a las personas. Un proverbio hindú nos recuerda que al hablar debemos procurar que nuestras palabras sean mejores que el silencio.
Requerimos elaborar lo que expresamos con hechos concretos, causas y soluciones, para no convertirlo en una simple queja o crítica sin opciones. Al expresarnos sin argumentos no podemos aspirar a ser constructores ni críticos, tal vez ser calificados solo como criticones. El filósofo y orador romano Séneca decía “Háblame para que yo te conozca”.
El tono de hablar o escribir vulgar o de confrontación, sin argumentos, lejos de construir solo sirve para dividir y deteriorar más la situación, haciendo profundo daño, descalificando palabras y dejando visible la pobreza conceptual de quien lo hace. El Reverendo Sudafricano Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz 1984, comentaba que su padre le decía: «No levantes la voz. Mejora tu argumento».
Utilizar palabras que no ofrezcan nuevas opciones, ideas o alternativas de reflexión, cambio, transformación, mejora o solución, solo para tener algún tema de conversación es una oportunidad perdida. Debemos ser cuidadosos con nuestras palabras y la forma en que las expresamos, para estar del lado de la solución y no solo de la crítica o del problema.
Miguel A. Terán
¡Feliz Día!
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