viernes, 10 de diciembre de 2021

El verdadero éxito debe permitirnos vivir en paz. Miguel A. Terán

Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida - Noviembre 2021.


Comencemos por comprender y aceptar que la paz interior es nuestro más valioso tesoro; por ello, debemos reconocer que perder la paz es perderlo todo.
  La ausencia de paz nos lleva a confundir lo que tenemos y hacemos con lo que somos, mientras perdemos el contacto real con nosotros mismos y con nuestro entorno. Esa paz perdida nos hace víctimas de ansiedades, conflictos, miedos, angustias y otras emociones que intoxican nuestra mente, corazón y espíritu.

En la agitada y estresada vida de hoy, la falta de sentido en mucho de lo que hacemos, las incertidumbres acerca de los tiempos por venir e innumerables angustias más nos impiden vivir en paz. Perdemos el presente mientras hurgamos en el pasado o tratamos de adivinar o predecir el futuro, deprimiéndonos o angustiándonos, sin entender ni comprender que solo podemos vivir la paz en el momento presente.

Esa vital paz interior la perdemos en una sociedad que nos enseña a desvirtuar y confundir las reales necesidades y los falsos deseos, llevándonos al excesivo consumo de bienes y servicios para satisfacer exigencias sociales.  Nos engañamos buscando la paz en todos lados, llenándonos de cosas materiales o intentando comprar conciencias, corazones o soluciones de urgencia, pero sin entender que “Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera”, tal cual lo expresó –siglos atrás- el escritor francés François de La Rochefoucauld.

La palabra éxito es muy utilizada, pero pocas veces precisamos, qué es o qué significa para nosotros el éxito. Por ello, para alcanzarlo, antes de iniciar el camino en su búsqueda, requerimos definir previamente lo que el éxito representa para cada uno de nosotros, porque de lo contrario no sabremos cuando lo hemos alcanzado o cuando nos desviamos de su ruta. El brillante pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson afirmaba que “El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”. En otras palabras, un éxito sin disfrute de lo obtenido no es un éxito.

Preguntarnos quién y qué queremos ser, hacer y tener cuando alcancemos el éxito es condición vital para saber cuándo lo hemos logrado. Al no definirlo con precisión, su búsqueda se puede convertir en un camino sin fin o eterno, como si giráramos en círculo, en un interminable recorrido durante el cual se nos va la vida.

Una condición para la paz es aprender a escoger nuestras batallas, porque como acertadamente alguien lo expresó: “A veces tener paz es mejor que tener razón”. Recordemos que más vale un mal arreglo que un buen pleito. Un autor anónimo nos decía "Si te declaras guerrero, prepárate para no tener paz". En el rol de guerreros, muchas veces nosotros mismos somos nuestra principal víctima.

Debemos aprender a no transitar por la vida obsesionados con solo lograr el fin, sino principalmente aprender a disfrutar del trayecto, a saborear el camino.  Es importante comprender que el éxito no es un fin en sí mismo, sino un medio que debe llevarnos al fin que nos hemos propuesto.

Regularmente debemos cuestionarnos sí lo que hemos alcanzado, hasta la fecha, lo hemos podido conservar. Porque muchas veces ocurre que logramos hacer pareja, tener hijos, construir una familia, crear un negocio o establecer una carrera profesional y mucho más, pero - al continuar buscando sin límite el éxito- todo lo construido en el tiempo se nos puede derrumbar; entonces, aunque conservemos otros logros materiales, tales como fortuna y poder, esa posibilidad de perder lo construido y de auténtico valor, debe llevarnos a recapitular y reenfocar a tiempo nuestras prioridades, para colocar un sano límite a nuestros sueños, antes de convertirlos en pesadillas. Sin duda, que muchas cosas en la vida las valoramos, casi exclusivamente, cuando las perdemos.

Es fácil confundirnos entre medios y fines, aunque los primeros -los medios- representan la forma en que pretendemos alcanzar un fin; pero al equivocar o perder el rumbo, terminaremos desvirtuando el medio y confundiendo éste con el fin. Lograr éxitos son medios, porque el fin es algo más profundo que eso. Esa delirante y perturbada búsqueda del éxito nos lleva a su trampa, convirtiéndonos en sus permanentes esclavos y víctimas.

El autor y orador motivacional estadounidense Jim Rohn, nos decía que “La pregunta más importante en las diferentes etapas de nuestra vida, no es ¿Qué estoy consiguiendo?, sino ¿En qué me estoy convirtiendo?”. Debemos esforzarnos por convertirnos en alguien que nos gustaría llegar a ser, ese alguien que fue parte de nuestro plan y sueño original cuando salimos a transitar por la vida en búsqueda del éxito.

El Maestro Espiritual Dalái Lama, reconoce esa trampa del éxito diciendo “Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde su salud para ganar dinero, después pierde el dinero para recuperar su salud. Y por pensar ansiosamente en su futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubiesen vivido".

Seamos selectivos en nuestras batallas, midamos y pongamos límite a nuestros deseos en la búsqueda de objetivos, establezcamos esos necesarios límites para definir lo suficiente y tengamos siempre presente que un éxito que nos quite o robe la paz, no puede ser considerado un verdadero éxito. Entonces, vivamos en paz, porque este es único camino para no transitar por la vida de batalla en batalla. Sentir paz es clara señal de estar en el camino correcto.  

¡La paz sea con ustedes!

www.miguelterancoach.blogspot.com

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