sábado, 7 de mayo de 2016

“Muchas maravillas hay en el universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno”. Ernest Bersot (1816-1880). Filósofo y escritor francés.

“Muchas maravillas hay en el universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno”.
Ernest Bersot (1816-1880). Filósofo y escritor francés.


El corazón de una madre es, sin lugar a duda, un espacio sin límite ni fronteras para sus hijos. Hasta el final de sus días ella estará allí, con un compromiso que nada ni nadie lo puede superar. Un proverbio judío, reconoce que "Dios no podía estar en todas partes, así que creó a las madres", sabia y divina decisión, para lo cual debió crear un ser especial, único, irrepetible e insustituible para cada uno de nosotros. El escritor francés Honoré de Balzac lo expresó afirmando  que “Jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre”. 


Podría plantearse en quienes cuentan, adicionalmente, con un padre excelente, el valor de cada uno de sus progenitores en su crianza y, sin menospreciar a ese padre amoroso, comprometido  y responsable, reconocemos que el vínculo con nuestra madre es de orden superior y no depende de convencionalismos sociales, legales ni religiosos; quizá por ello, el filósofo chino Lao Tse, afirmó que “El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno”. 

Muchas de las grandes figuras de la historia han expresado agradecimiento a sus madres, reconociendo que buena parte  de sus logros y éxitos se los debían a ellas. Uno de estos personajes, el primer presidente estadounidense George Washington expresaba "Mi madre era la mujer más hermosa que he visto. Todo lo que soy se lo debo a mi madre. Atribuyo todos mis éxitos en la vida a la educación moral, intelectual y física que recibí de ella". 

El también político y presidente estadounidense Abraham Lincoln reconocía: “Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre”. Una autora anónima expresó: "Nunca supe cuánto amor mi corazón podía contener hasta que alguien me dijo mamá”. 

Realidades también hay muchas, son innumerables las madres que recorren trayectos difíciles, desde muchas perspectivas; algunas de ellas, batallando solas y llevando todas las responsabilidades,  inclusive de proveer los recursos económicos para el hogar, en ese doble y complejo rol de madre y padre. Las carencias y necesidades, así como el exceso de recursos crean con el tiempo distintos problemas en la familia y en la sociedad; pero, tal vez, similares sufrimientos para el corazón de una madre. 
No podemos olvidar que nuestras madres también son seres humanos, con virtudes y defectos. Las creencias y paradigmas, con las que crecieron en épocas, lugares y culturas distintas a la nuestra, pueden hacerlas –con los años- blanco o target de críticas, inclusive de sus propios hijos; pero, podemos afirmar,  con absoluta y total seguridad que ellas siempre desearon y soñaron lo mejor para su hijos, aunque por ignorancia, errores, omisiones o circunstancias no lograran hacerlo de la manera ideal o perfecta. 

De lo que si podemos estar seguros, es que ese ser, que más allá de darnos la vida, don divino asignado a ella por Dios,  creerá en nosotros cuando ya nadie cree, nos protegerá, cuidará, atenderá  y nos será fiel en las más difíciles circunstancias, hasta su último suspiro de vida.  Las madres y, en realidad, ambos progenitores tiene una enorme responsabilidad con sus hijos, con el futuro y con la sociedad, ya que no solo están criando niños, sino creando y construyendo los hombres y mujeres del mañana.

Con toda admiración y respeto para ustedes. ¡Feliz Día de las Madres!

Mayo 2016

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web

Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).

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