viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Podemos crecer sin esfuerzo ni dolor? Miguel A. Terán

¿Podemos crecer sin esfuerzo ni dolor?
Miguel A. Terán

Si deseamos crecer requeriremos esforzarnos para lograrlo, porque todo lo que realmente vale la pena exigió, exige o exigirá un esfuerzo y traerá a nuestra vida una compensación. Muchas veces ese esfuerzo conlleva dolor, porque sacrificamos algo en busca de otro algo.

Lo ideal sería que el esfuerzo y dolor nos lleven a la necesaria reflexión, para alcanzar los cambios que requiere nuestra vida y  transformarnos en alguien mejor. Con constancia y esfuerzo podemos construir sobre las ruinas de errores y fracasos una nueva vida.

Sin embargo, nunca es válido convertir ese esfuerzo y dolor en sufrimiento, porque allí  podemos transformarlo en algo permanente o que nos lleve a considerar alternativas de odios y venganza, que traerán más dolor y desvirtuaran el rumbo de nuestros esfuerzos llevándolos a lo negativo.  Tengamos presente que “El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”, expresaba el sabio Buda.

La razón es que el sufrimiento está relacionado con las emociones y no siempre con la realidad. Tradicionalmente, se ha reconocido que crecemos de manera más firme y profunda cuando atravesamos  momentos y experiencias difíciles,  algunas veces no tanto en los buenos momentos. Al respecto, refería el historiador italiano Cesare Cantù “El dolor tiene un gran poder educativo; nos hace mejores, más misericordiosos, nos vuelve hacia nosotros mismos y nos persuade de que esta vida no es un juego, sino un deber”.

Son muchas las personas que en esos momentos difíciles, donde cualquier ruta que tomemos parecería representar más perdidas y dolor, escogen actitudes y acciones que rectifican el rumbo de sus vidas, llevándoles por nuevos y mejores caminos.

Expresaba el escritor estadounidense Henry Miller que “Si tú llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias”.

Uno de los aprendizajes que conlleva el proceso de crecer es saber esperar el momento, especialmente para disfrutar de algo deseado,  lo cual puede representar angustia o dolor y hasta sufrimiento, dependiendo de la interpretación que demos a lo ocurrido. “La madurez es la capacidad de posponer la gratificación”, afirmaba el famoso Sigmund Freud.

En una versión que nos lleva a considerar la necesidad de aprender de las experiencias, el escritor austriaco Stefan Zweig, consideraba que “El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás”. Tal vez, por ello el bienestar pierde oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Es válido considerar que para comprender el mensaje, tanto de experiencias de bienestar como de experiencias de dolor, requerimos reflexionar con respeto a lo ocurrido.

Es necesario tener mente y corazón abiertos para aprovechar las experiencias. El orador y escritor estadounidense Wayne Dyer afirmaba “En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas”.

Y el psicoterapeuta y escritor argentino Jorge Bucay, nos hace llegar una sabia recomendación “Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes”. Crecer es nuestro reto y esfuerzo, incluyendo el eventual dolor que ello pueda representar en algunos casos y momentos, pero  otro significativo reto de vida es evitar convertirlo en sufrimiento.

06 de Noviembre de 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


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